Elementos para combatir el racismo y la violencia de Estado en la frontera México-Estados Unidos1
La nacionalidad del obrero no es francesa ni inglesa ni alemana, es el trabajo, es la esclavitud en libertad,
la venta voluntaria de sí mismo. Su gobierno no es francés ni inglés ni alemán, es el capital.
Su cielo patrio no es el francés ni el inglés ni el alemán, es la atmósfera de la fábrica.
El suelo que le pertenece no está en Francia ni Inglaterra ni en Alemania, está bajo tierra,
a unos cuantos palmos de profundidad.
Karl Marx (1845)
Ante la coyuntura electoral actual en Estados Unidos, marcada por el surgimiento de un candidato neo-fascista abiertamente anti-inmigrante y una candidata ultra-neoliberal, cuyo discurso oculta políticas migratorias similares a su contrincante, es necesario entender la importancia de las y los trabajadores inmigrantes mexicanos en el funcionamiento de la economía estadounidense.
La relación México-Estados Unidos ha sido una relación asimétrica y desigual, en la que el territorio mexicano y su población ha tenido una función subordinada en el sostenimiento y desarrollo del capitalismo norteamericano, en la neutralización de sus crisis recurrentes, en los efectos de la contracción y expansión de su economía y las políticas migratorias implementadas por su gobierno en respuesta a la escasez o excedente de fuerza de trabajo.
Cabe señalar que el límite fronterizo actual, eje de la división entre el capitalismo desarrollado y el dependiente, se fija con el despojo de más de la mitad del territorio mexicano por parte de EU a través de la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo en 1848 y la posterior venta de La Mesilla en 1853. Es importante mencionar este hecho debido a que la expansión hacia el Pacífico fue un elemento clave para la conformación de la hegemonía estadounidense y porque la mayoría de los estados de EU en los que se concentra una mayor población migrante de México eran anteriormente territorio mexicano (ver mapa 1).
La actual situación de las y los trabajadores migrantes está relacionada profundamente con la dinámica de extracción de mano de obra barata de México y la inyección de migrantes al sector obrero estadounidense, con la finalidad de producir una superpoblación relativa2 y con ello obtener ganancias extraordinarias por parte de los capitales norteamericanos. Un primer elemento histórico que debemos tomar en cuenta para entender la condición actual de las y los trabajadores migrantes es la dinámica migratoria que abrió el Programa Bracero.
El Programa Bracero: un sistema de castas del Siglo XX
En el marco de la Segunda Guerra Mundial, en EU se incrementa la demanda de mano de obra, principalmente de fuerza de trabajo agrícola. Como respuesta a esta situación el gobierno de dicho país instrumenta en 1942 el Programa Bracero (bracero: el que trabaja con sus brazos), cuyo objetivo principal era el empleo temporal de trabajadores mexicanos en el campo estadounidense. El programa consistió en un sistema de contratos laborales que negoció la migración temporal de 4.8 millones de mexicanos entre 1942 y 1964. El empleo de trabajadores temporales “fue de hecho un esfuerzo concertado por la agroindustria para reestructurar las relaciones sociales del capitalismo agrícola”3.
Las características principales del Programa Bracero son:
- Contratos temporales individuales, sin posibilidad de negociación colectiva ni sindicalización.
- Fijación del trabajador temporal en fincas específicas (sin capacidad de movilidad laboral autónoma) y su retorno a México al término de la cosecha. El contrato no incluía la migración de las familias de los trabajadores, para así motivar el reflujo migratorio a México, y para absolver al gobierno estadounidense y agricultores de la reproducción del trabajador (educar, socializar y sustentar la fuerza de trabajo).
Estas dos características eliminaron la posibilidad de los braceros de formar parte del movimiento obrero estadounidense y de luchar por mejores condiciones de trabajo. A su vez, como ocurre hoy, los trabajadores migrantes fueron utilizados para redireccionar el descontento de la lucha de clases hacia ellos.
“El mundo oculto de la agroindustria moderna,
una combinación de tecnología industrial del
siglo XXI con relaciones de trabajo del siglo XIX”4
El legado del Programa Bracero constituyó una situación de absolutismo del capital agrícola en EU, la degradación del trabajo en el campo (con el uso de braceros para bajar los estándares salariales de la agroindustria) y la formalización de un sistema de castas (con la jerarquía: ciudadanos-residentes > braceros o trabajadores temporales > indocumentados).
Otra herencia de este programa son las condiciones de pobreza en el campo estadounidense. El trabajo en la agricultura es una de las más mortíferas ocupaciones en EU. Las y los agricultural workers están expuestos/as a la tensión del trabajo, accidentes y sustancias tóxicas (agroquímicos), inseguridad en la vivienda, hacinamiento y ausencia de cuidados médicos. Asimismo padecen degradación en sus condiciones de salud por la falta de seguridad social y el cambio de vida-consumo (con la cultural del fast-food).
El abandono del proyecto nacionalista de desarrollo del campo por parte del gobierno de México, su apuesta por la industrialización urbana (subsidiada por las exportaciones agrícolas), las políticas de descampesinización intensificadas bajo el neoliberalismo (principalmente con el TLCAN5), la miseria y la violencia (sobretodo en años recientes), provocaron un incremento masivo en los flujos de migrantes indocumentados al norte de la frontera. Esto/as trabajadores/as representan para el capital estadounidense una fuerza de trabajo desregulada, barata, dócil, sin derechos laborales, sin seguridad social y sin derechos políticos. La situación de vulnerabilidad de migrantes temporales e indocumentados permite la superexplotación de su fuerza de trabajo, es decir, el pago de los salarios por debajo de su valor6, degradando las condiciones de vida presentes y futuras de las y los trabajadores.
El empleo de trabajadoras/es migrantes poco a poco pasó de ser un arreglo temporal a ser una política permanente (ver tabla 1). Los capitalistas vieron un incremento extraordinario en sus ganancias producto de la migración “ilegal”. Con la intensidad de los flujos migrantes, las y los trabajadores indocumentados se comenzaron a trasladar a otros sectores de la economía, como lo son la industria de la construcción, servicios (alimentación, cuidado, hotelería, limpieza, jardinería, etc), manufacturas, entre otros.
Las y los trabajadores inmigrantes continúan sosteniendo Norteamérica
A contracorriente de lo que afirman los discursos anti-inmigrantes predominantes en EU, que intentan encausar hacia ese sector de la población el descontento social producto en gran medida de la crisis iniciada en 2008, las y los trabajadores migrantes continúan sosteniendo a Norteamérica.
Los y las trabajadoras indocumentadas representan el 5% del total de la fuerza de trabajo nacional, del cual el 56% es población proveniente de México (actualmente, uno de cada cinco mexicanos/as vive en EU). Los beneficios que el trabajo inmigrante trae a la economía y la población de EU son muchos, a saber: los inmigrantes crean empleo y riquezas; pueden ayudar a incrementar los salarios o mantenerlos constantes; revitalizan a las comunidades al reinvertir aproximadamente el 80% de sus ingresos en las economías locales; tienen un rol importante en mantener bajas las tasas de inflación; pagan impuestos sobre rentas locales y estatales cada vez que realizan una compra y con ello contribuyen a la seguridad social (sin recibirla), de esta manera subsidian al resto de la población estadounidense (principalmente a una población que en términos generales está envejeciendo).
“Los inmigrantes benefician a la economía de EU en su conjunto, teniendo pocos efectos negativos sobre los ingresos y las oportunidades de trabajo de la mayoría de los ciudadanos estadounidenses, añadiendo aproximadamente 10 mil millones de dólares a la economía cada año”7.
Los capitales bancario e inmobiliario asentados en EU también obtienen beneficios directos de las y los trabajadores migrantes: los bancos generan enormes ganancias de las remesas que los trabajadores envían a sus países de origen; el sector inmobiliario se ha visto beneficiado con el incremento de compra-renta de casas por inmigrantes. Asimismo, mientras el gobierno levanta barreras contra la población migrante que intentan entrar al país, al mismo tiempo les abre las puertas al ejército y la guerra.
El reforzamiento de la frontera y las restricciones a la migración como mecanismo de control laboral han crecido en proporción al poder de las corporaciones. La ilegalización y el racismo reducen los salarios en su conjunto, y con más intensidad, el de las y los trabajadores indocumentados, lo que implica la degradación y pauperización de su reproducción. Una reforma migratoria integral, demanda de los movimientos de migrantes indocumentados, sería muy perjudicial para los intereses de los capitales estadounidenses que se benefician de la ‘ilegalización’.
Entender la complejidad de la migración México-Estados Unidos bajo el proyecto neoliberal de dominación y explotación de las clases populares, es necesario para combatir el racismo y la violencia de Estado hacia la población migrante, así como la articulación de una lucha binacional y una alianza de clase con los distintos sectores oprimidos dentro y fuera de las entrañas del Imperio norteamericano.
Mapa 1: Población migrante México-Estados Unidos (2010)
Tabla 1: Población de origen mexicano residente en Estados Unidos, 1900-2010 (Miles de personas)
Año | Total | Origen Mexicano | |||
Emigrantes mexicanos | Subtotal | De segunda y tercera generación | |||
Segunda generación | Tercera generación | ||||
Absolutos | |||||
1900 | 463 | 103 | 360 | — | — |
1910 | 718 | 222 | 496 | — | — |
1920 | 1 210 | 480 | 730 | — | — |
1930 | 1 729 | 640 | 1 089 | — | — |
1940 | 1 904 | 377 | 1 527 | — | — |
1950 | 2 573 | 451 | 2 122 | — | — |
1960 | 3 671 | 576 | 3 095 | — | — |
1970 | 5 422 | 788 | 4 634 | — | — |
1980 | 9 071 | 2 199 | 6 872 | — | — |
1990 | 14 094 | 4 447 | 9 647 | — | — |
2000 | 22 500 | 8 072 | 14 428 | 7 029 | 7 398 |
2001 | 23 349 | 8 494 | 14 855 | 7 303 | 7 552 |
2002 | 25 883 | 9 900 | 15 983 | 8 151 | 7 832 |
2003 | 27 034 | 10 237 | 16 797 | 8 116 | 8 681 |
2004 | 27 380 | 10 740 | 16 641 | 8 302 | 8 339 |
2005 | 28 492 | 11 027 | 17 465 | 8 650 | 8 815 |
2006 | 29 307 | 11 132 | 18 175 | 9 204 | 8 971 |
2007 | 30 266 | 11 812 | 18 454 | 9 632 | 8 823 |
2008 | 30 372 | 11 845 | 18 527 | 9 628 | 8 899 |
2009 | 32 378 | 11 869 | 20 509 | 10 686 | 9 823 |
2010 | 33 083 | 11 873 | 21 210 | 11 215 | 9 995 |
Mapa interactivo del PewResearch Center sobre la población mexicana en EU:
Bibliografía recomendada:
Justin Akers Chacón y Mike Davis, Nadie es ilegal: Combatiendo el racismo y la violencia de Estado en la frontera Estados Unidos-México. Madrid: Editorial Popular, 2008.
Ana Alicia Peña López. Migración internacional y superexplotación del trabajo. México: Ítaca, 2012.
[1] El título de este artículo y la mayoría de su contenido se obtuvieron del libro: Justin Akers Chacón y Mike Davis, “Nadie es ilegal: Combatiendo el racismo y la violencia de Estado en la frontera Estados Unidos-México”. Madrid: Editorial Popular, 2008; en particular de los capítulos 17, 18 y 19:”El Programa Bracero: Un sistema de castas del siglo XX”, “La pobreza en el campo: Un legado del Programa Bracero” y “El trabajador inmigrante continúa sosteniendo Norteamérica”.
[2] Superpoblación relativa: población obrera sobrante bajo el capitalismo en relación con la demanda de fuerza de trabajo por parte de los capitalistas.
[3] Ibid. p. 182
[4] Ibid, pp. 195-196
[5] Tratado de Libre Comercio de América del Norte
[6] Para abordar con más profundidad el concepto de superexplotación de la fuerza de trabajo, ver bibliografía recomendada al final del artículo.
[7] Ibid, p. 220.