El nivel de destrucción de México marca la radicalidad de los retos que nos proponemos. Para refundar hay que partir de la raíces genéricas y particulares, humanas y nacionales que nos conforman como México. Desmontar los agravios y refundar estas tierras aparecen como las tareas urgentes y mínimas para México y contribución a la tarea emancipatoria que coloca en una encrucijada a la humanidad.
Conscientes de que para reedificar es necesario destruir lo antiguo apelamos a los sentimientos de una nación que necesita levantarse y a su propia voluntad para trastocar desde lo más profundo el suelo ocupado y volver andar sobre los escombros del destrozo y reconstruir la nación.
Refundar nuestro país implica responder de modo original a una situación inédita. Significa volver a construir nuestro país. Desmontar el Estado actual para reconstruir otra forma de organización comunitaria que resuelva los problemas históricos que han impedido vivir plenamente a las y los mexicanos.
Esa lucha por la refundación se expresa como un proceso constituyente que surge desde los dominados, explotados y subyugados de nuestra tierra para superar las relaciones de sujeción a las que hemos estado sometidos. Un proceso de lucha, resistencia, concientización y construcción de autonomías y gérmenes de gobierno como elementos de una nueva organización de los poderes de la sociedad.